Continuando con el tema del prototipado (impresión en 3d) del cual hemos hablado ampliamente en la comunidad arquinauta y del cual estamos convencidos que es una excelente herramienta de trabajo dentro del sector arquitectónico, el día de hoy presentamos a nuestros lectores un ejemplo de trabajo utilizando esta herramienta y como lo desarrolla el estudio Neoyorkino Rietveld Architects.
Todo proyecto comienza con un diseño. En las oficinas de Rietveld Architects, plantean cada proyecto como un reto. El modelo debe reflejar una ida concreta y, además, debe ser una respuesta al propósito para el cuál fue creado. Normalmente, todo empieza con un esbozo a mano y a partir de ahí se ira perfeccionando.
Una vez acabada la fase del diseño, pasamos a digitalizar los bocetos a través del software CAD. Dependiendo de la dificultad de éste, nos moveremos por dibujos en 2D o iremos directamente al 3D. En este momento del proceso, es cuando podemos maquetar el modelo con las dimensiones y proporciones adecuadas. Estos esquemas realizados a través de la computadora se utilizan para confirmar que todo está correcto y para verificar que el modelo volumétrico tiene sentido. En este momento, todavía es fácil realizar cambios en el diseño, aun manteniendo el objetivo inicial del diseño.
Cuando tenemos realizados todos los dibujos esquemáticos, podemos comenzar a fabricar el modelo en 3D. Esta parte del proceso es, sin duda, una de las más importantes.
Así, deberemos representar, de nuevo, el modelo que obtuvimos en la fase anterior para, de este modo, asegurar que el objetivo del diseño queda totalmente grabado en el modelo. La finalidad del proyecto debe estar presente en todas las fases para así, no cometer errores que en algunos casos nos cuesten tiempo y recursos.
Otro aspecto a tener en cuenta en este punto del proceso es, la escala que el modelo debe tener. Normalmente, los modelos arquitectónicos se realizan a escalas de 100 o 1000 veces más pequeños que la realidad. Esto significa que, se abren nuevos desafíos, ya que algunos elementos del diseño pueden llegar a perderse por culpa de esta disminución. El secreto para evitar esto es, intentar entender qué elementos son primordiales a la hora de comunicar el objetivo del diseño y, cuáles no. En este aspecto, no existen reglas predeterminadas, pero nuestra experiencia nos dice qué es lo que funciona y qué no. Así, nuestro consejo es que, cuando se enfrenten a este momento del proceso, impriman varias pruebas para verificar qué funciona mejor para transmitir la idea principal.
Una vez solventadas estas cuestiones, se pasa al diseño del modelo. Este, se desarrolla con SketchUp o ArchiCAD. Hecha la geometría básica, se exporta el modelo a Rhino. Desde Rhino exportamos el modelo a un archivo STL. Este archivo se cargará en el software de su impresora 3D para su posterior impresión. Algunos fabricantes de impresoras 3D utilizan diversos tipos de materiales para la impresión. Por supuesto, también incluyen una amplia paleta de colores para la impresión. En este momento, deberá elegir cuidadosamente ambas características. En este sentido, le aconsejamos que imprima sus modelos en blanco, ya que el blanco se suele interpretar como un color neutro, como una hoja en blanco.
Para terminar, los modelos se suelen entregar a los clientes como “detalle”, pero en Rietveld Architects solemos fotografiarlos antes para, de ese modo, crear un histórico de todo nuestro trabajo. Esta documentación se convierte en una perfecta herramienta para captar nuevos clientes en nuestra web y en presentaciones profesionales.
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